viernes, 11 de mayo de 2012

Dejo un documento sobre Rodari, que me parece interesante para documentarnos a la hora de trabajar la lectura en los niños. Mis compañeros de la facu creo que ya lo tenéis. Un saludo.











DOCUMENTO TEÓRICO DE APOYO AL BLOQUE 2





EL CUENTO



 























Observación: los contenidos que se contemplarán en el test son únicamente los referidos a los puntos 1 y 5.




 





Entre los géneros, es hoy -sin duda- el narrativo el que de mayor difusión disfruta. Es el preferido de muchos niños, a veces quizás por desconocimiento de la poesía y del teatro. Y, entre los diversos tipos de cuentos, el folclórico popular es la indiscutible estrella: textos conocidos, en su mayor parte, de todos los niños y adultos, historias que pueden compartir, contar y volver a contarse, contrastar y comentar mutuamente. Los cuentos de autor modernos, en cambio, no gozan de tanto eco; en parte, esta limitación se debe a la falta de información entre los educadores sobre nuevas corrientes, autores, ilustradores y títulos interesantes[1].
En torno al cuento, popular o de autor, pueden estudiarse abundantes cuestiones; entre otras, su origen, una propuesta de clasificación, su estructura y líneas de actuación didáctica en la escuela.
Para Aguiar e Silva "el cuento es una narración breve, de trama sencilla y lineal, caracterizada por una fuerte concentración de la acción, del tiempo y del espacio".
Por su parte, Cervera afirma que "El cuento es un relato cerrado, frente a la novela, a menudo abierta. Tras el final feliz que deja zanjado el relato, precisamente con este carácter irrenunciable para el cuento infantil, puede surgir la prolongación onírica o fantástica, pero el relato queda terminado ya. En cualquier caso será una prolongación, fruto de la decisión personal, pero no del aliento que aporta el texto como en la novela abierta".


Dentro del género hay que distinguir entre los cuentos tradicionales, populares y de hadas, y los cuentos literarios, de autor conocido, creados expresamente para niños. Esta diferenciación no excluye que, en muchos casos, el cuento literario utilice elementos, fórmulas y estructuras del cuento tradicional.

La oferta editorial es amplia y se pueden encontrar variadas colecciones de cuentos. Entre otras: “Cuentos de la Media Lunita”, de la Editorial Algaida, y “Popular”, de La Galera.







 








El cuento de origen folclórico-popular es el  más conocido gracias a su amplia difusión editorial y a versiones como las que la productora Disney realiza para el cine o la televisión. Por su importancia, dedicaremos a estos textos universales un estudio específico.

Es claro que el cuento -como el mito- permanecerá siempre, en parte, inexplicado. Antonio Rodríguez Almodóvar (1993) [2], al explicar su concepto del arquetipo y del prototipo, sugiere una de las razones por las que es prácticamente imposible hallar las causas genésicas y explicativas de la universalidad de estos textos: su recopilación comenzó en el momento en que comenzaban a descomponerse.

En efecto, disponemos de versiones de textos muy antiguos que han sido adaptadas según las zonas y las costumbres de las poblaciones y comunidades. Los recopiladores y folcloristas de los siglos XVI, XVII, XVIII y, sobre todo, el XIX, nos han transmitido textos que ya eran muy conocidos y que, desde entonces, se han ido convirtiendo -a veces de forma sorprendente- en clásicos de la Literatura Infantil.
Durante milenios -nos dicen M.C. Venegas, M. Muñoz y L.D. Bernal (1994; 205)-, los cuentos de hadas han sido repetidos una y otra vez. Se han ido refinando y han llegado a transmitir al mismo tiempo sentidos evidentes y ocultos. Este continuo enri­quecimiento cultural y existencial permite, a este tipo de narra­ciones, dirigirse simultáneamente a todos los niveles de la perso­nalidad, y expresarse de un modo que alcanza la mente no edu­cada del niño. Al hacer referencia a los problemas humanos fun­damentales y universales, especialmente a aquellos que preocu­pan la mente del niño (el miedo, la seguridad frente a sus padres, la ausencia de éstos, la muerte) estas historias hablan a su perso­nalidad en formación, estimulando su desarrollo.
Para poder superar los múltiples problemas psicológicos del creci­miento (frustraciones narcisistas, conflictos edípicos, rivalidades fraternas, dependencias de la infancia, etc.), el niño necesita com­prender lo que está sucediendo en su conciencia, y enfrentarse a los impulsos de su inconsciente. El cuento representa para él una vía de contacto con sus actividades interiores. Gracias al cuento, el niño puede lograr cierta comprensión y con ella la capacidad de luchar, no a través del entendimiento racional de la naturale­za y contenido de su inconsciente, sino ordenando de nuevo y fantaseando sobre los elementos significativos de la historia, en respuesta a sus pulsaciones inconscientes.
En este aspecto, los cuentos de hadas tienen un valor inesti­mable[3], ya que ofrecen a la imaginación del niño nuevas dimen­siones a las que les sería imposible llegar por sí solo.
La ficción del cuento ofrece al niño -paradójicamente- una visión aceptable de la vida real, incluso en sus aspectos más crudos, aquellos que normalmente se le esconden. Le enseña, además, a luchar contra las graves dificultades de la vida, a enfrentarse a su problemática interior y exterior, a dominar los obstáculos y a reparar, en lo posible, las injusticias.
La muerte, el envejecimiento, la soledad, son temas habituales y casi privativos de los cuentos de hadas. Sólo a través de ellos los conocen y enfrentan los niños. Los modelos de actuación que ofrecen los personajes, la clara identificación posible con los mismos, el predecible y posiblemente ya conocido final, libera las angustias infantiles. Los niños llegan a saber que la felicidad es posible si se conquista día a día.
Los cuentos de hadas suelen plantear todos los conflictos exis­tenciales, de una manera breve y concisa. Esta forma, quizás un poco plana desde el punto de vista estético-literario, permite al ni­ño atacar los problemas o reconocerlos en su forma esencial. Las tramas complejas, propias de la literatura para adultos y de la rea­lidad, no son fácilmente aprehendidas por los niños. Ellos pueden llegar a confundirse. Los cuentos de hadas simplifican las situa­ciones, sin descartarlas. Los personajes de los cuentos de hadas tienen la característica de estar típicamente definidos, sin am­bigüedades en su comportamiento. La bruja es bien mala, y el príncipe totalmente bueno. Blanca Nieves o la Cenicienta son bellísimas, y las hermanas de ésta, horriblemente feas. La polariza­ción maniqueísta domina la mente del niño y está presente en estos cuentos: el bien y el mal están permanentemente presentes, fácilmente identificables en acciones y personajes, en lucha constante. La victoria del bien muestra el absurdo de la maldad y su incapacidad para alcanzar nada en la vida.
Generalmente los niños están sujetos a fuertes sentimientos de soledad y aislamiento. Ordinariamente, como no pueden mani­festarlos de manera racional, acuden a expresiones indirectas de carácter angustiante: miedo a la oscuridad, o algún animal imagi­nario, a orinarse en la cama, sentir dolores físicos irreales, etc. Con frecuencia los padres restan importancia a tales situaciones o las reprimen violentamente, creyendo de esta manera solucionar los conflictos internos del niño.
Los cuentos de hadas toman en serio estos problemas y angus­tias existenciales de los menores, y los enfrentan directamente: la necesidad de ser amado y de la presencia del ser querido; el te­mor a la muerte y el amor a la vida. Tales narraciones, además, plantean soluciones al alcance de la mentalidad infantil, que aparentemente pueden parecer irreales, pero que tienen la misión de mostrarle con claridad al niño -y con él al futuro adulto- la importan­cia del amor.
Esta forma de incidir los cuentos de hadas sobre la mentalidad infantil, desde hace varios siglos, permite concluir que si bien desde el punto de vista psicológico los cuentos reúnen unas ca­racterísticas particulares que alientan al desarrollo de la persona­lidad del niño, su popularidad y trascendencia no hubieran sido posible si estas narraciones no tuvieran en sí mismas, además, la calidad de las obras de arte.

Los cuentos populares, maravillosos y de costumbres, así como los mitos, han sido estudiados desde distintas perspectivas:

1.         La escuela filológica comparatista.- Esta escuela, del mismo modo que comparaba las lenguas entre sí, comparaba las diferentes versiones de los cuentos, con la intención de encontrar la versión prototípica original. En opinión de sus seguidores, la fuente de los cuentos se encontraría en el Rig Veda (3.500 a.C).

2.         La escuela antropológica.- Opuesta a la filológica, trata de profundizar en el conocimiento de las culturas primitivas para ver en su realidad actual estadios superados de nuestra propia condición.

3.         La escuela psicológica.- Abanderada por Freud, Rank, Jung, Fromm, Bettelheim o Cooper: los cuentos serían producto de nuestro inconsciente y de la actividad del sueño... Entre sus grandes aportaciones se encuentra el estudio de las identificaciones que el niño realiza sobre los modelos propuestos por los cuentos y el análisis de la proyección que éstos tienen sobre su personalidad.



 






S. Thompson (1972; 613-626) clasifica los cuentos infantiles de origen folclórico del siguiente modo:

1.         Cuentos de animales domésticos (peces, pájaros, gatos...).
2.         Cuentos maravillosos (adversarios sobrenaturales, tareas sobrehumanas, protectores, objetos mágicos, conocimientos extraordinarios).
3.         Cuentos religiosos.
4.         Cuentos novelescos.
5.         Cuentos de bandidos y ladrones.
6.         Cuentos de ogro estúpido y diablo burlado.
7.         Anécdotas, relatos chistosos.
8.         Chistes sobre sacerdotes.
9.         Relatos de mentiras.
10.       Cuentos de fórmula.
11.       Cuentos de chasco.
12.       Otros cuentos.


Otros autores proponen otras clasificaciones, más o menos similares. Ana Pelegrín (1982, )[4], reduce su propuesta a tres grandes categorías:

·         Cuentos de animales, en los que éstos tienen comportamientos similares a los de las personas. Se relacionan con las fábulas. Es posible distinguir entre los de animales domésticos y los de animales salvajes.

1)    Animales salvajes: Muchos de los Cuentos de animales recopilados por A.R. Almodóvar, en Cuentos al amor de la lumbre, II. Ed. Anaya, 1985.
2)   Animales salvajes y domésticos: Los tres cerditos.
3)    Los animales salvajes con los humanos: La Caperucita roja, Los tres osos.
4)    Animales domésticos: La ratita presumida, El patito feo.
5)    Pájaros, peces y otros animales: Por qué el pino, el abeto y el enebro conservan sus hojas en invierno.

·         Cuentos maravillosos, cuya estructura coincide con la propuesta por Vladimir Propp:

1) Cuentos mágicos: El flautista de Hamelín, La princesa y el guisante.
2) Adversarios sobrenaturales: Blancanieves.
3) Esposa o esposo encantados: La bella durmiente del bosque, La bella y la bestia.
4) Tareas sobrehumanas: La casita de chocolate, Alibabá y los cuarenta ladrones.
5) Protectores y ayudantes: La Cenicienta, El gato con botas.
6) Objetos mágicos: Pulgarcito, Aladino y la lámpara maravillosa, La aguja de zurcir.

·         Cuentos de fórmula, cuya característica no es lo que cuentan, sino la exacta estructura narrativa que guardan: han sido denominados cuentos mínimos, cuentos de nunca acabar, cuentos acumulativos y de encadenamiento.

Ejemplos de estos cuentos pueden ser:

o   Mínimos:

Este es el cuento de la banasta,
Y con esto basta que basta.

o   De nunca acabar:

Este era un gato
Que tenía los pies de trapo
Y la cabecita al revés.
¿Quieres que te lo cuente otra vez?

o   Acumulativos:

Esta es la botella de vino
Que guarda en su casa el vecino.
Este el tapón de tapar
La botella de vino
Que guarda en su casa el vecino.
Este es el cordón de liar
El tapón de tapar
La botella de vino
Que guarda en su casa el vecino.
Esta es la tijera de cortar
El cordón de liar
El tapón de tapar
La botella de vino
Que guarda en su casa el vecino.
Y este es el borracho ladrón
Que corta el cordón
Que suelta el tapón
Que empina el porrón
Y se bebe el vino
Que guarda en su casa el vecino.


o   De encadenamiento:

Don Pepito el bandolero
Se metió en un sombrero;
El sombrero era de paja,
Se metió en una caja;
La caja era de cartón,
Se metió en un porrón;
El porrón era de vino,
Se metió en un pepino;
El pepino maduró,
Y don Pepito se salvó.


Nobile, hace una clara definición del "cuento de hadas", como "un relato fantástico de origen popular, de transmisión oral, con abundancia de elementos maravillosos, y protagonizado por seres sobrenaturales (hadas, brujas, ogros, gigantes, duendes...) que se mueven, junto con otros personajes de la narración, en una esfera de atemporalidad, en un mundo abstracto, de sueño, y que tienen como dotes fundamentales la gracia primitiva y la ingenua frescura."




NO OLVIDEMOS QUE....

En cualquier caso, es conveniente tener los suficientes conocimientos para organizar una atractiva biblioteca de aula y de centro, con materiales para todos los gustos y momentos y con cuentos de toda tipología, folclóricos y no folclóricos.
El docente, el bibliotecario, el padre o la madre pueden elegir entre transmitir el cuento o presentarlo al niño; podrán narrarlo o leerlo; hacer uso de marionetas, ilustraciones, objetos; provocar o no la participación del niño; pero siempre será fundamental la variedad y la calidad de los textos, suficientes para que los niños puedan elegir.





 







En cuanto a su estructura, es inevitable la mención de Vladimir Propp. Su trabajo, publicado hace casi medio siglo, sigue teniendo hoy gran vigencia.
Basado especialmente en al análisis de los llamados cuentos maravillosos llega el investigador soviético a la conclusión de que sus elementos y estructura son similares en la mayoría de estos textos. Así:

1)    Los únicos elementos constantes, permanentes del cuento, son las funciones de los personajes, sean cuales fueren estos per­sonajes y sea cual sea la manera en que cumplen esas funcio­nes.
2)    La función, que es la parte constitutiva fundamental del cuen­to, es la acción de un personaje, definida desde el punto de vista de su significación en el desarrollo de la intriga.
3)    El número de funciones que se presenta en el cuento maravi­lloso y en general en el cuento infantil tradicional, es limitado.
4)    La sucesión de las funciones es siempre idéntica.
5)    Todos los cuentos maravillosos tienen generalmente el mismo tipo de estructura.

Es precisamente el valor simbólico de las acciones lo que Propp ha denominado función. Son estas funciones, o partes constitutivas esenciales de los cuentos, las que permiten armar la estructura de los mismos.
Tras el análisis de una gran cantidad de cuentos, se llegó a la conclusión de que si bien obviamente cambian los nombres de los personajes y en muchos también sus atributos o capacidades, existen valores constantes que son sus acciones y el significado de las mismas.
A partir de ese estudio, Propp ha descubierto, descrito y defi­nido treinta y una funciones presentes en los cuentos infantiles, asegurando además que su número es relativamente limitado y que la sucesión en que se van desarrollando es rigurosamente. idéntica. Lo anterior no quiere decir, sin embargo, que todas las funciones deban aparecer en todos y cada uno de los relatos que se analicen. Pueden faltar algunas sin que por ello se altere la es­tructura del cuento.
Es conveniente conocer bien la estructura del cuento maravilloso, así como las funciones determinadas por V. Propp, dadas las actividades que posteriormente se pueden realizar, jugando con las funciones y su orden (véase, por ejemplo, la actividad: “La baraja de Propp”, en Rodari, G., Gramática de la fantasía, Aliorna, Barcelona, 1992).
Es interesante, también, conocer la estructura del cuento maravilloso para comprender mejor los mecanismos de modificación aplicados en recreaciones modernas de estos cuentos.

Las treinta y una funciones especificadas por V. Propp son las que siguen:


1.    Alejamiento. Uno de los miembros de la familia se aleja de la casa.
2.    Prohibición. Recae sobre el protagonista una prohibición.
3.    Transgresión. Se transgrede la prohibición.
4.    Interrogatorio. El agresor intenta obtener noticias.
5.    Información. El agresor recibe informaciones sobre la víctima.
6.    Engaño. El agresor intenta engañar a su víctima para apoderar­se de ella o de sus bienes.
7.    Complicidad. la víctima se deja engañar y ayuda así a su ene­migo, a su pesar.
8.    Fechoría/carencia. El agresor daña a uno de los miembros de la familia o le causa perjuicios. Algo le falta a uno de los miembros de la familia; uno de los miembros de la familia tiene ganas de poseer algo.
9.    Mediación, momento de transición. Se divulga la noticia de la fechoría o de la carencia, se dirigen al héroe con una pregun­ta o una orden, se le llama o se le hace partir.
10. Principio de la acción contraria. El héroe-buscador acepta o decide actuar.
11. Partida. El héroe se va de su casa.
12. Primera función del donante. El héroe sufre una prueba, un cuestionario, un ataque, etcétera, que le preparan para la re­cepción de un objeto o de un auxiliar mágico.
13. Reacción del héroe. El héroe reacciona ante las acciones del futuro donante.
14. Recepción del objeto mágico. El objeto mágico pasa a dispo­sición del héroe.
15. Desplazamiento. El héroe es transportado, conducido o lleva­do cerca del lugar donde se halla el objeto de su búsqueda.
16. Combate. El héroe y su agresor se enfrentan en un combate.
17. Marca. El héroe recibe una marca.
18. Victoria. El agresor es vencido.
19. Reparación. la fechoría inicial es reparada o la carencia col­mada.
20. La vuelta. El héroe regresa.
21. Persecución. El héroe es perseguido.
22. Socorro. El héroe es auxiliado.
23. Llegada de incógnito, El héroe llega de incógnito a su casa o a otra comarca.
24. Pretensiones engañosas. Un falso héroe reivindica para sí pre­tensiones engañosas.
25. Tarea Difícil. Se propone al héroe una tarea difícil.
26. Tarea cumplida. la tarea es realizada.
27. Reconocimiento. El héroe es reconocido.
28. Descubrimiento. El falso héroe o el agresor, el malvado, queda desenmascarado.
29. Transfiguración. El héroe recibe una nueva apariencia.
30. Castigo. El falso héroe o el agresor es castigado.
31. Matrimonio. El héroe se casa y asciende al trono.

Estas funciones -con las que se puede jugar, sobre todo desde el primer ciclo de Educación Primaria- afectan al cuento maravilloso o de hadas y se refieren, sobre todo, a su organización formal.




 








Estos cuentos presentan, además, otras características:

- La formación numérica
- Los motivos.

Junto a la consideración de la estructura propuesta por Propp, la atención a las constantes numéricas y la existencia de motivos (arquetipos) explican de forma general la esencia del cuento. Siguiendo a M.C. Venegas, M. Muñoz y L.D. Bernal (1994; 204 y ss.):

-          Existe en esta clase de historias otra caracterís­tica constante: la triplicidad. Esta formulación numérica le im­prime al cuento maravilloso un ritmo especial que coincide con el proceso de la vida de los seres del universo; nacimien­to, desarrollo y muerte. Igualmente permite que la narración, la anécdota, el problema y hasta las soluciones, descansen so­bre una serie convencional de posibilidades mínimas, que de manera tradicional se ha fijado en tres. Tres son los hermanos que actúan en el relato; tres son los pases o palabras mágicas del hada maligna o benigna para que algo ocurra; tres veces se encontrará el auxiliador del héroe con éste; la tercera vez se superará la prueba que debe salvar al protagonista; tres son las puertas o cerraduras que deben abrirse. (Otros números mági­cos aparecen en los cuentos maravillosos, tales como el siete: - los siete cabritos, los siete enanitos, los siete hermanos que se convierten en cisnes, pero éstos son menos frecuentes).

-          Los cuentos maravillosos tienen motivos que aparecen en la mayoría de ellos. Motivo es el elemento más pequeño del cuento, que ha tenido la característica de persistir en la tradición. La persistencia se ha logrado precisamente porque el motivo consiste en algo notable, poco usual, demasiado extraño. Podemos ver dos grandes clases de motivos:

o   Los personajes: dioses, animales extraordinarios o criaturas fantásticas: brujas, ogros, hadas. Otros no extraordinarios, pero sí con características especiales: el hijo menor, el hijo pequeñísimo, la cruel madrastra, las hermanas especial­mente feas, y malas, etcétera.
o   Ciertos temas o elementos con características poco comu­nes o irreales: objetos mágicos, costumbres extrañas, insó­litas, hechizos, talismanes o fórmulas mágicas.

Estos motivos permiten mostrar la identidad o similitud de los elementos del cuento infantil en todas partes del mundo. Los mo­tivos de la Cenicienta son prácticamente idénticos en las versio­nes aparecidas en China y Europa en distintos siglos (hay una ca­labaza, un hada madrina, y un zapato mágico)[5].





 








            El cuento de autor conocido (emparentado o no con el cuento folclórico-popular) ha experimentado un empuje muy importante en las últimas décadas. Las casas editoriales otorgan preferencia a este género y un número creciente de autores se aventuran a ingresar -en muchos casos con buen resultado- en el mundo de la narrativa infantil.


 








M.C. Venegas, M. Muñoz y L.D. Bernal (1994; 211) proponen una clasificación de estos cuentos, sin agotar su tipología:

a) ­        Cuentos inspirados en los folclóricos, aquellos que responden a los elementos y estructura de los cuentos folclóricos. Su tensión se apoya en la lucha entre el bien y el mal, y sus personajes representan valores arquetípicos desarrollados mediante las denominadas funciones. Al ser recreados por un autor, toman un sello personal. Es el caso de El gato y el diablo, de J. Joyce (vid. col. Altea Benjamín, ed. Altea, 1991); Los tres bandidos, de T. Ungerer; o Señorita Sálvese Quien Pueda, de Philippe Corentin.

b) ­        Cuentos románticos, inspirados en la escuela de su mismo nombre. Suelen ser sentimentales y, a veces, tristes. Los personajes suelen actuar a impulsos del amor y tienen acentuados rasgos melancólicos y espíritu de sacrificio. Son representativos: La sirenita, de H.Ch, Andersen; Cascanueces, de G. Hoffman; El ruiseñor y la rosa, de O. Wilde; Corazón, de E. de Amicis.

c) ­        Cuentos realistas, con ubicación temporal y espacial definida, acciones posibles y personajes y objetos contextualmente “reales”. Estos cuentos pueden ser, entre otros:

­            De animales: El gato malo, de Alain y Denise Trez; El león feliz, de Luisa Fatio; La casa más grande del mundo, de Leo Lionni; Historias de ratones, de A. Lobel.

­            Costumbristas: Cuentos de la Alhambra, de W. Irving; El medio pollito, de F. Caballero; T. Ross, El zapatero que quiso ser rico, col. Altea Benjamín, Altea, Madrid, 1991; Lobel, A., El gallo y la gallina van a ser reyes, col. Altea Benjamín, Altea, Madrid, 1991.

­            De ciencia ficción (para Educación Primaria, sobre todo): Cuentos del futuro, de R. Bradbury; Planeta Mary, de A. Turin; Jip en el televisor, de G. Rodari.

­            De aventuras: El niño que quería volar, de F. Perrini; El viaje de Anno, de M. Anno; Matilde y el fantasma, de W. Gage; Florián y el tractor, de B. Schroeder.


d)  ­       Cuentos surrealistas: aquellos que parten de elementos reales conocidos (personajes, objetos, lugares) a los que vinculan tramas y acciones ingeniosas, exageradas, incoherentes o, incluso, absurdas o imposibles, que provocan la risa o la reflexión. Por ejemplo: Toribio y el sombrero mágico, de Annegert Fuchshuber.; Ay, Filomena, Filomena, de M.Obiols; El hombrecito Fermín, de H. Jurgen; Los batautos, de C. Armijo; El hombrecito vestido de gris, de F. Alonso; Aventuras en el baúl de los juguetes, de Antoniorrobles; Cuentos por teléfono, de G. Rodari; Devolvedme mis piojos, de Pef.




La actual complejidad del panorama literario infantil y juvenil dificulta abordar, con brevedad, una exposición de las corrientes y autores más destacados, libre de reduccionismos y simplificaciones. No obstante, el Ministerio de Educación y Cultura[6] hizo el intento de sintetizar, con todas las limitaciones consecuentes, algunos aspectos especialmente significativos, ante la necesidad de ofrecer una visión general de la producción literaria en las dos últimas décadas. Su clasificación está basada en dos ejes que confluyen: el tema o asunto principal de que trata el libro y el punto de vista (realista o fantástico) que el autor asume en la obra:





Vida cotidiana 


 






Uno de los autores que más ha trabajado la creatividad verbal infantil en el aula es el escritor italiano Gianni Rodari [7]. En su  Gramática de la fantasía (1991) propone partir de la lectura de textos literarios como un recurso para estimular la imaginación, no sólo de los niños sino también de los adultos y, específicamente, de los profesores. Es un texto fundamental para la enseñanza de la lengua y la literatura. Una de sus tesis más difundidas es la del binomio fantástico, es decir, las relaciones insospechadas que se pueden establecer entre los nombres de dos objetos escogidos al azar.

Muy resumidamente, sus propuestas son estas:

1.- La piedra en el estanque.

Elegir 1 palabra al azar y desglosarla.

Otras que comienzan por la letra inicial pero no continúan con la segunda letra.
Otras que comienzan por la primera sílaba.
Las que riman con ella.
Las que tienen significado parecido.

Se inventa una historia que contenga el mayor número posible de las palabras citadas.

2.- Una palabra: el nombre propio.

2.1.- Acróstico de características del personaje.
2.2.- Acróstico formando una frase con sentido  referente a la situación, al conflicto...

3.- La palabra X.

Inventar un cuento que contenga la secuencia la palabra X.

4.- El binomio fantástico.

Se eligen 2 sustantivos al azar, bastante alejados entre sí, para que tengan que ponerse en acción la mente y la fantasía al inventar una historia con ellas.

El procedimiento más simple para establecer una relación entre ellas es mirarlas y unirlas mediante una preposición.

Por ejemplo: a partir de una combinación -Luz y zapatos- se inventa una historia:

"Había una vez un niño que se ponía los zapatos de su papá. Una noche el papá se cansó de que siempre le quitara los zapatos, y los colgó de la luz. Luego, a medianoche, se cae, entonces el papá dice: ¿Qué pasa, un ladrón?
Cuando se acerca ve al niño por el suelo. El pequeño estaba encendido.
Entonces el papá intenta apagarlo girándole la cabeza, pero no se apagaba. Luego le tira de las orejas y tampoco se apaga, le aplasta la nariz pero no se apaga, le tira del pelo pero no se apaga, la aprieta el ombligo y no se apaga, por fin le quita los zapatos y lo consigue, se apaga".

5.- Hipótesis imaginaria.

«¿Qué ocurriría si...?» Conflicto: situación imaginaria.
Se elige al azar un sujeto y un predicado.

Por ejemplo: «¿Qué pasaría si un hombre se despertara transformado en un inmundo escarabajo?».

6.- El prefijo arbitrario.

Una manera de hacer productivas las palabras, en sentido fantástico, es deformándolas.

Por ejemplo: des-, tri-, bis-, archi-, in-, semi-, mini-, super-, micro-, etc.

Se forman 2 columnas paralelas de prefijos y sustantivos elegidos al azar y se combinan por sorteo.

«Superman» es un caso famoso de la aplicación de este principio.

7.- El error creativo.

De un lapsus puede nacer una historia.

Por ejemplo: «Manzania» por «Tanzania»; «fucsil», «gota» por «jota».

8.- Polinomios fantásticos.

Recortar títulos de los periódicos y mezclarlos entre sí, para obtener noticias de acontecimientos absurdos o simplemente divertidos.

9.- La trama fantástica.

Papeletas con preguntas y respuestas.
Se parte de una serie de preguntas configurando acontecimientos en serie que pueden dar forma a una narración (nonsense o embrión de una historia cómica):

 ¿Quién era? / ¿Dónde estaba? / ¿Qué hacía? / ¿Qué dijo? / ¿Qué contestó la gente? / ¿Cómo terminó todo?

"Un muerto / sobre la Torre del Oro / hacía calceta / y dijo: «¿Cuántas son tres por tres?» / La gente cantaba: «Porompompero» / y terminó tres a cero."

10.- Construcción de un breve cuento en verso.

Puede utilizarse para crear breves cuentos rimados, por ejemplo: para presentar por parejas a los compañeros al inicio del curso:

- Verso 1: define/nombra al protagonista:           Yo soy Roberto
- Verso 2: indica sus características:                    el de San Juan del Puerto
- Verso 3: se realiza el predicado:                         tengo un gato de cristal
- Verso 4: se realiza el predicado:                         un buen gallo en el corral
- Verso 5: epíteto final:                                            y no me va nada mal.

Rimas: versos 1-2-5 y 3- 4 ó 1-2 y 3-4-5

11.- Construcción de una adivinanza.

Se trata de un ejercicio de lógica y de imaginación. Contiene tres pasos en su construcción:

- extrañamiento
- asociación
- metáfora.

12.- El cuento alterado.

Se utilizan los cuentos como materia prima para transformar la historia, ofreciendo una alternativa que puede llegar a ser parodia. Al principio irrita e inquieta a los niños. Éstos recrean el cuento original.

13.- Seis palabras clave.

5 forman una serie y sugieren un cuento popular.
1 de ellas rompe la serie.

14.- El cuento al revés.

Trastocamiento de los cuentos o fábulas: se invierten los papeles (uno o todos los del cuento). Con este método, puede surgir:

- una parodia del cuento
- la situación de arranque de una narración libre de desarrollarse en otras situaciones.

15.- ¿Qué ocurre después?

Imaginar la continuación de un cuento.

16.- Ensalada de cuentos.

Encuentro fantástico de personajes de distintos cuentos.
La vieja historia se reestructura según la resultante de las reglas que correspondían a los cuentos que ahora se mezclan. Se aprovecha la inercia de la fuerza de sus peripecias.

17.- Cuentos plagiados.

A partir de un cuento o fábula, crear otra historia paralela, respetando el esquema de su expresión abstracta.

18.- Las cartas de Propp.

Propp ha llegado a la formulación de tres principios:

1.- Los elementos de los personajes.
2.- El número de las funciones que aparecen en los cuentos maravillosos es limitado: 31.
3.- La sucesión de las funciones es siempre idéntica.

Se puede producir una historia estructurada en función de un determinado número de cartas al azar.
Se divide la baraja en 2 grupos y se compite en la construcción de 2 historias.



Además de las de Rodari, veamos otras propuestas para inventar y recrear cuentos:

- Partir de las ilustraciones. Observar únicamente las ilustraciones de un cuento. Encontrar el hilo narrativo. Aprovechando el valor plurisignificativo de la imagen, interpretar los detalles.

- Partir de ilustraciones que reflejen mundos polifónicos. Inventar historias paralelas a la principal.

- Partir de una fotografía. Cada uno la contempla y deja emerger imágenes mentales por asociación.

- Partir de una canción. Escuchar atentamente el texto cantado e incluirlo -parcial o íntegramente- en un cuento. El contenido de la canción puede sugerir: el inicio del cuento, el nudo, el desenlace; la descripción de personajes, de alguna situación o escenario, el sueño del protagonista; o cualquier otra idea motivadora.

- Partir de una travesura o fechoría.

Por ejemolo:
¡Un pulpo te sigue a todas partes!
¡La vecina se mete en tu cocina!
¡Un elefante se bebe el agua de tu bañera!
¡Un cerdo se prueba tu ropa!
¡Un águila se zampa su cena!
¡Un hipopótamo duerme en tu cama!

- Partir de la presentación de un objeto cotidiano.
Preguntar: “Si este objeto fuera mágico, ¿qué haría?”

- Proponer un personaje principal, otro secundario, un momento del argumento y un interrogante.

- Partir de un título inventado, que puede presentar, por ejemplo,  a los protagonistas o el escenario, o dar alguna pista sobre la fechoría o el agresor.

Por ejemplo:
-          El cuento del Dragón Cete.
-          El cuento del guante Ñaca Ñaca.
-          El cuento de la escalera:
La escalera invisible.
La escalera de goma.

- Partir de títulos de cuentos existentes pero desconocidos para los participantes. Proponer la formulación de hipótesis que de lugar a una nueva historia.

- Partir de la creación de personajes que sean el alter ego de cada miembro del grupo. Pueden surgir héroes, antagonistas, monstruos, cómplices, u otros.

Por ejemplo:
Si tuvierais que convertiros cada uno
en un animal, ¿en cuáles os convertiríais?
Inventad un cuanto protagonizado por ellos.

Inventad un cuento de monstruos.
Dadles un nombre: serán vuestros mismos
nombres, pero con las letras cambiadas.





[1]         Véase apartado sobre Tendencias actuales en Literatura Infantil, en el tema 1.
[2]             Web recomendada: Cervantes Virtual.
[3]          Vid. Cooper, J.C. Cuentos de hadas. Alegorías de los mundos internos, trad. Xóchith Huasi. Barcelona, Sirio, 1986; o Bettelheim, B. Psicoanálisis de los cuentos de hadas, trad. Silvia Furió. Barcelona, Crítica, 1994.
[4]           Ana Pelegrín expone en su obra La aventura de oír la importancia de la palabra en la narración viva y traza guías metodológicas para contar, rescatar y analizar cuentos.
[5]           Para mayor información sobre los arquetipos, recomendamos -por ejemplo- la lectura del apartado denominado “Identificación”, en R.L. Tamés (1985; 43-56).
[6]          Cfr. Villar ARELLANO YANGUAS, Luis Miguel CENCERRADO MALMIERCA, Raquel LÓPEZ ROYO, María SÁNCHEZ-TABERNERO SÁNCHEZ. Literatura Infantil y Juvenil. En Ministerio de Educación y Cultura. Bibliotecas Escolares [Curso en cederrón].
[7]          Webs recomendadas: www/giannirodari.it y página dedicada al autor en El poder de la Palabra.

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